Because there is so much to tell and the making of so many changes in a very short time I won’t Begin at the Beginning, like the title of one children’s book of my kids suggests. So, with the flight from San Francisco, ten glorious days of visiting friends in the Canaries, and a first time visit to many places on the Spanish Peninsula such as Madrid, Toledo, Salamanca, Ávila and León, up to visits before me to Oviedo (Asturias) and Ampuero (Cantabría) before my flight back to California, I will simply return to blog somewhere in the middle.
Porque hay tanto que contar y tantos cambios en tan corto espacio de tiempo, no voy a empezar desde el principio como sugiere el título (Begin at the Beginning) de uno de los libros infantiles de mis hijos. Así pues, desde el vuelo de San Francisco, diez días gloriosos con amigos en Canarias, y visitas a muchos lugares nuevos en la Península Ibérica como Madrid, Toledo, Salmanca, Ávila y León, y con visitas a Oviedo (Asturias) y Ampuero (Cantabría) próximamente antes de volver a California, simplemente regresaré a blogear en algún punto intermedio.
When Enrique told me that in Lake Sanabria, in the Province of Zamora, the little fishes come and kiss your feet, I thought he was only speaking figuratively of the largest glacial lake on the Iberian Peninsula. But, after an early breakfast of tostadas/toasted bread and homemade cakes with café con leche we headed to the lake before the summer crowd descended, trekked through the lush ferns in a forest of oaks, and found an isolated spot to experience the little fish together. Small trout and bogas, shy at first, did, in fact, come and gently nibble at our legs and toes. Such a surprising moment; so quiet, peaceful and full of the feel and sounds of nature.
Cuando Enrique me dijo que en el Lago de Sanabria, en la Provincia de Zamora, los peces vienen y besan tus pies, yo pensé que hablaba poéticamente del lago glaciar más grande de la Península Ibérica. Pero, después de un temprano desayuno con tostadas, bizcocho casero y café con leche, nos dirigimos al lago antes de que los veraneantes lo invadieran, tomamos un sendero de helechos en medio de un bosque de robles y encontramos un rincón aislado donde comprobar juntos lo de los peces. Pequeñas truchas y bogas, tímidas al principio, sí, vinieron a tentar nuestras piernas y los dedos de los pies. Un momento asombroso, tanta quietud, tranquilidad y plenitud de los sentimientos y sonidos de la naturaleza.
Leaving the lake we headed up the winding road, stopping to photograph and take in the carefully hand-tended gardens lush with local produce, the little cemetery covered with real and artificial flowers and finally the Church of San Martín de Casteñeda. We sat to quietly pray under the damp and sometimes dripping tiled roof of this X century church. The overall feeling here is peace. Peace; time to reflect on changes and time to take in all that is new.
Saliendo del lago ascendimos por una sinuosa carretera, parándonos a fotografiar diminutos huertos fértiles de productos locales, el pequeño cementerio con flores frescas y artificiales y, por fin, la Iglesia de San Martín de Casteñeda del siglo X . Entramos a orar silenciosamente bajo el techo de piedra del que goteaba agua. El sentimiento dominante aquí es la paz. Paz; tiempo para reflexionar en los cambios, y tiempo para asumir todo lo que es nuevo.
Veo que estás de vuelta. Espero que lo hayas pasado muy bien. Caramba te Has pegado unos buenos kilómetros. Supongo que nos irás contando cosas...
ReplyDeleteFue una auténtica pena no poder coincidir aunque imagino que no estarías en Tenerife.
Un abrazo.
WAW!!...Que preciosidad de camino, de lago y de entorno. Y además, si te hacen una sesión de pedicura...mejor que mejor..jajajaja. Bueno Mary, seguro que tendrás experiencias preciosas en esta España nuestra...Toda esa zona tiene que ser preciosa. Ya te veo haciendo un blog de senderismo o fotografía igual que yo..jejeje.
ReplyDeleteDale recuerdos a Enrique de nuestra parte. Besos.